En el ensayo “The Strange New World Within the Bible”, que data de 1916, Barth expone su descubrimiento del mundo de la Biblia, como si fuese una revelación. Su pregunta inicial es: “¿Qué hay dentro de la Biblia? ¿Qué tipo de casa es aquella para la cual la Biblia es una puerta de acceso?” Barth hace un repaso sucinto de la historia bíblica comenzando con Abraham en Harán, pasando por Moisés en el desierto, el tabernáculo del joven Samuel, el profeta Elías para llegar al Nuevo Testamento, la pascua de resurrección y los énfasis de Pablo en la justicia de Dios y la nueva creación en Cristo. Finalmente responde su pregunta inicial diciendo: “dentro de la Biblia hay un extraño, Nuevo mundo, el mundo de Dios. Esta respuesta es la misma que tuvo el primer mártir, Esteban cuando dijo: Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios.” El nuevo mundo de la Biblia es el mundo de Dios. Barth invita a profundizar en su contenido y, a modo de ilustración dice: “En la Biblia hay un río que nos lleva, una vez que hemos confiado nuestro destino a ella, fuera de nosotros mismos, al mar. Las Sagradas Escrituras se interpretarán a sí mismas a pesar de todas nuestras limitaciones humanas.” Pero la Biblia es historia, historia pura vinculada a lo religioso y lo humano aunque su centro es Dios. La Biblia es, en otras palabras: “Un cuadro pleno de animación y color que se despliega ante todos los que se acercan a la Biblia con ojos abiertos.” El texto que comentamos es un testimonio del cambio que se produce en la vida de Barth al retornar a la Biblia para encontrar en ella una respuesta nueva a nuevas situaciones del mundo. De ahí que en uno de los párrafos finales del ensayo, Barth contrasta el antropocentrismo con el teísmo bíblico. Dice:
Nosotros hemos encontrado en la Biblia un nuevo mundo, Dios la soberanía de Dios, la gloria de Dios, el incomprensible amor de Dios. ¡No la historia del hombre sino la historia de Dios! ¡No las virtudes de los hombres sino las virtudes de él que nos ha llamado de las tinieblas a su maravillosa luz! ¡No los puntos de vista humanos sin el punto de vista de Dios!
Este descubrimiento del nuevo mundo de la Biblia es materializado con el comentario de Barth a la carta a los Romanos. Ese comentario marcó un hito en la historia de la teología cristiana en general y de la teología protestante en particular. Cuando Barth terminó la primera redacción del comentario no encontraba a alguien interesado en publicárselo. Al fin consiguió un editor que estuvo dispuesto a publicar unas mil copias. La obra produjo una verdadera revolución en el pensamiento teológico y filosófico.
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Estos párrafos son parte de un ensayo que sobre el círculo hermenéutico en Calvino y Barth, publicaré próximamente.
Alberto F. Roldán
Buenos Aires, 1 de octubre de 2010
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