El propósito de plantear la presencia de Karl Barth en América Latina radica en la importancia que su obra tuvo en las teologías forjadas en este continente. En efecto, algunos de los teólogos que marcaron rumbo en los escenarios teológicos latinoamericanos estudiaron con Barth o fueron influidos por su pensamiento. Entre otros, cabe nombrar a: Juan A. Mackay, teólogo presbiteriano escocés, radicado en Lima, Perú, quien conoció personalmente a Barth y reconoce la influencia que tuvo en su pensamiento. Entre los alumnos de Barth se pueden mencionar a: Emilio Castro, pastor y teólogo uruguayo, que estudió con Barth en Basilea y elabora un prólogo a la edición uruguaya del libro de Barth: Comunidad cristiana y comunidad civil; Rolando Gutiérrez-Cortes, pastor y teólogo centroamericano, ya fallecido y Juan Stam, teólogo estadounidense-costarricense, para quien el legado de Barth fue decisivo en su formación y producción. Finalmente, cabe mencionar a José Míguez Bonino, acaso el teólogo protestante más importante del siglo XX que, no nos consta haya estudiado con Barth pero evidencia en muchas de sus obras la influencia decisiva del teólogo reformado suizo.
En este blog intentamos recuperar la herencia barthiana, a partir de una premisa: su teología es, para nosotros, la alternativa entre el fundamentalismo y el liberalismo teológico. En otras palabras: el pensamiento de Barth nos permite dialogar con nuestro mundo a partir de la centralidad de Jesucristo sin tener que adoptar posiciones fundamentalistas ni liberales que consideramos, de alguna manera, superadas.
Alberto F. Roldán
Buenos Aires, 27 de agosto de 2010
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